"No existe la esperanza. Está emparentada con la fe y nuestra determinista razón se encarga de anularla o, al menos, encerrarla en la niebla"


- ¿Cuáles son los pecados y las virtudes de la poesía española  contemporánea?

- La virtud de la poesía moderna y postmoderna ha sido la generadora de sus propios pecados, y será difícil, con la necesaria y tiránica libertad imprescindible para la creatividad poética, santificar el cáncer originario.   
Me explico. La virtud de la diversidad, en la que cada uno de los poetas es isla del gran archipiélago Poesía, ha acabado con las escuelas y movimientos restrictivos de la libertad, impositores de temas y formas poéticas, tantas veces exógenas al fenómeno del misterio de la Belleza. Mas esta libertad insertada en la diversidad ha dado y sigue dando pie a la libérrima interpretación del valor de lo escrito, de lo que surge en el mercado. De tal manera que no existe autoridad académica o de la índole que fuere, como para poner a cada poeta en el lugar que le corresponde. Si yo tengo, pongamos por caso, cuatro libros de poesía editados gracias a la habilidad sin escrúpulos de mis contactos, que no por el valor intrínseco de la belleza generada en sus versos, armonía entre sentimiento y pensamiento, quién refuta al intruso poeta su autoengaño y el de la sociedad donde se ve reflejado.     

- Pese a todo, ¿esperanza?     

- No existe la esperanza. Está emparentada con la fe y nuestra determinista razón se encarga de anularla o, al menos, encerrarla en la niebla. Mejor digamos, paciencia. Todo cambia y en el ciclo del cambio ocurrirá lo que tenga que ocurrir.        

© Una entrevista de Domingo F. Faílde